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- En el joven habrá sentimientos de confusión, inseguridad, a la vez que un gran impulso por emprender nuevos aprendizajes, gran idealismo y el despertar de todo su potencial personal, intelectual y emocional.
- El joven tiene la necesidad de integrarse e identificarse con su grupo de pares y de tener para sí un espacio privado dentro de su mismo entorno familiar, así como fuera del mismo.
- El adolescente puede llegar a recurrir a mecanismos de defensa, como una aparente indiferencia y apatía, excesivo intelectualismo o incluso agresividad en algunas conductas y necesidad de llevar al límite algunas situaciones para probar a los demás y probarse a sí mismo que puede tener una identidad propia.
- La tarea primordial del joven adolescente es encontrar su propia identidad, saber quién es y hacia dónde se dirige, por lo que el trabajo con su autoestima será primordial. Una actitud de empatía y comprensión por parte de educadores y padres de familia será de gran apoyo, a la vez que se le marcan los límites y lineamientos necesarios para un buen desarrollo.
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Acompañar a su hijo en esta etapa de crecimiento, aparejada a la necesidad de llevar a cabo una elección vocacional puede ser, entonces, fuente de retos y dificultades. El elegir una profesión en la que invertirá tiempo, recursos y esfuerzos implica asumir una identidad y reconocer y reconocerse en ella. La decisión de qué carrera elegir aparece así, como determinante para su vida y es lógico entonces que surjan emociones de ansiedad, angustia o desesperanza. Este tipo de sentimientos pueden dificultar una decisión racional; aprender a decidir es, entonces, también parte del proceso de orientación vocacional, porque es la primera gran decisión sobre la propia vida. |
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